Nuestra Congregación se proyecta por Cristo al pueblo de Dios, para continuar su obra evangelizadora en aquellos lugares donde la Iglesia más nos necesite.
El espíritu de Dios que motivó a nuestras fundadoras es la fuente más importante que nos impulsa a trabajar en la Iglesia y sociedad desde la opción preferencial por los pobres. Como miembros de la Congregación queremos ser fieles a ese llamado, para lo cual buscamos permanentemente la unidad dentro de la diversidad de ambientes y situaciones donde están nuestras comunidades y así poder ofrecer nuestro carisma, trabajo y compañía.
Escuchamos la Palabra de Dios que se nos revela en la historia humana y en los rostros de los pobres y marginados, estas nos cuestionan profundamente y nos invitan a responder coherentemente con la palabra y el gesto; así recorremos el camino de la esperanza, hasta lograr el Reino de Dios.